Aprovechando la 50ª edición de la Vuelta ciclista al País Vasco, celebrada durante estos días en nuestras carreteras, quisiera afrontar desde esta base, el poder de los patrocinadores en el deporte de élite.
Resulta lógico pensar que un deporte mayoritario, como pudiera resultar el fútbol, sí genera beneficios y despierta interés en la capacidad receptiva de los posibles consumidores, solo hay que observar las cantidades económicas que se mueven en torno a su publicidad. Pero, ¿qué pasa con los demás?.
Analizaba ayer Pedro Delgado, ilustre ex ciclista segoviano, vencedor de un Tour de Francia, las dificultades actuales para encontrar un patrocinador en un mercado económico marcado por la crisis. La formación escogida por el ahora comentarista, era el Caisse d`Epargne, escuadra derivada de los míticos equipos Reynolds y Banesto, de los cuales él mismo fue destacado integrante.
Pues bien, el hoy en día mejor equipo del mundo, tal y como muestran las clasificaciones UCI, acaba contrato con su patrocinador, y peligra la continuidad de una formación con plena garantía de éxitos. Eusebio Unzué, director, ya tuvo en su día que buscar en el mercado francés la continuidad de su trabajo y, según parece indicar, el equipo español tendrá que seguir asociando su publicidad a patrocinadores extranjeros, si quiere permanecer en la élite del ciclismo.
Es por tanto que pregunto: ¿tan poco dinero mueve un deporte del cuál se televisan tantas carreras?; ¿No es capaz el Tour, el evento deportivo más seguido del mes de Julio, de rentabilizar las inversiones publicitarias de los patrocinadores?
Y se puede ir más allá sin movernos de casa, por muy paradójico que resulte. Otro de los equipos con dudoso futuro es el Euskaltel. ¿Puede un equipo mover a toda una comunidad autónoma sin resultar rentable?; ¿se pueden pintar de naranja las montañas francesas sin servir de publicidad efectiva?. Ahí dejo las preguntas para quién encuentre respuestas.
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